En 2022, mi vida casi acaba. Un accidente me dejó con una lesión medular C4. Un momento que podría haberme destrozado, me transformó. Tras meses de rehabilitación, emergí con más que cicatrices visibles; encontré una nueva perspectiva. Mi antigua carrera ya no encajaba, y sabía que necesitaba un cambio: uno que me permitiera crear algo tangible, algo significativo. Con un título en ingeniería mecánica en el bolsillo y una fascinación de toda la vida por la fabricación digital, me dediqué a la artesanía. Lo que empezó como una forma de ocupar mis manos y mi mente se convirtió en una misión: transformar los obstáculos en oportunidades. Mis lámparas artesanales, cada una una mezcla de precisión y pasión, iluminan espacios y cuentan una historia de resiliencia. Pippocreations no es solo un negocio; es mi forma de demostrar que incluso después de los momentos más oscuros, se puede construir algo hermoso. Cada pieza que creo lleva consigo un trocito de ese viaje. Diseño con herramientas que he adaptado a mi nueva realidad, volcando mis habilidades en cada curva y conexión. No siempre es fácil —a veces me cuesta más las manos que los materiales—, pero eso es lo que lo hace real. Cuando traes una de mis lámparas a casa, no solo te llevas una decoración; estás apoyando un regreso, una luz a la vez.